jueves, 2 de diciembre de 2010

Silencio


Una.
Solo una.
Solo una palabra.
Eterna, por siempre palabra.
Nada más, nada menos, palabra.
Desnuda, suave, violenta, violeta, afilada, palabra.
Que se suelta, se empuña, se clava.
Penetra, sudorosa, retorcida y arranca tajada a tajada.
Y la sangre recorre su cuerpo, letra por letra.
Pequeño puñal enrojecido cargado de sentido pero en una palabra.
Dejará sin vida los sujetos que le dieron vida.
Al sus costados caerán entonces las armaduras vacías.
Escrita la muerte será esa sola palabra.
Ya no habrá nada que decir.
Entre ellos reinará la incertidumbre.
Entonces saldrá a matarlos.
Aprovechará el descuido.
Palabra asesina.
SILENCIO.


Leti

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