Sostiene de hipótesis una depresión, experimentándola se da cuenta que eso no le ocurría. Vuelve a pensar en una depresión, otra vez está equivocado.Juan parecía tornarse un poco paranoico.
Ese raro sábado velocirápidamente se había alejado.Era martes y Juan estaba destruido, pensaba que su forma de ver esta primera o tal vez innumerable vida lo estaba volviendo indeciso de su propio estado de animó.Comenzó a frecuentar al psicólogo el cuál con su comprensión audaz de todo médico, confundió mucho más a Juan. Él estaba totalmente confundido y desanimado, alejado de toda inspiración y nada ni nadie podría salvarlo, solo el mismo.
Una semana había pasado y el pobre muchacho ya no tenía agua en la canilla de la angustia, se sentía solo y muy alejado de la tierra, creía estar en Andromeda; sin embargo estaba en la mesa con su madre , su padre y Marizza, la mascota que nunca cambiaba de humor. Juan pretendía convertirse en su mascota, la cuál solo comía, dormía y seguía durmiendo sus sentimientos no contaban el cuento.
El humanoide muy paranoico miraba la televisión y veía pasar horas,días. Había dejado de socializarse con toda persona ajena a su institución, la casa.
Tocaba la guitarra en tono de La y lloraba su desolado corazón. En un desierto de cedro y bronce, tomó fuerzas de donde no las había y dijo: "- Voy a encontrar el nudo de mi inasistencia."
A partir de ese día Juan buscaba, analizaba aspectos de la vida del lado que nadie los había analizado; miraba el verbo "caminar" como "seguir los calzados" , el verbo "llorar" como "pellizcar a Dios", la palabra "vida" como "una ola de tempestad".
De repente el nudo se aflojó muy rápido, más rápido de lo que su rapidez esperaba.
Juan cumplía 20 años, hacía 18 meses 5 días y tres noches que esta "molestia" lo llamaba.
Un niño pobre, desnutrido, con poca vestimenta y muriendo de frío tocó a su puerta. Juan, vicioso de su nuevo departamento en Costa Salguero se asomó a la puerta cuando el niño llorando de tanto pedir piedad le pidió una moneda o algún dinero para que colaborase, Juan le tiró 50 centavos y le cerró la puerta en la cara, no tenía humor hacia mucho mucho tiempo.Esa actuación le quedó picando por dentro.
Juan se dio cuenta de que no tenía ganas de escribir y también de que hasta los "grandes" problemas pueden tener soluciones insignificantemente grandes en una cuestión de segundos,minutos,horas,días,años.. pero siempre la tendrá de alguna u otra forma.
Ignacio Baroni
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