Abajo, abajo. Nada de vítores, loas, basta de gritos. Paren, en serio, paren. No molesten. Estamos aquí para rendirle tributo al desgano. Nuestra postura es no molestar, bancarnos a ultranza la falta de voluntad con la que vivimos. Pero sobre todo venimos a mostrar que llevamos esta forma de ser con verdadera honra y conocimiento de causa.
En primer lugar, el desgano, de todas las inacciones posibles, es el más ecológico. No sólo implica el ahorro total de energía, sino que además impide la proliferación del cansancio y facilita la conservación del oxígeno. Segundo, se impone como una actitud que modela el espíritu, ya que llevar el desgano con conciencia exige una serie de sacrificios innombrables. Tercero, el desgano es antioposiciones. Difícilmente habría algo que al desganado le importe decididamente, por tanto, mucho menos se encolumnará tras una idea.
El desgano es apolítico, apartidario, acéfalo, incrédulo, indefinible. Y queremos manifestarlo, pero sin demasiado ruido, por favor.
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