El ronroneo del agua al pasar, aunque sigilosa, comienza por entrometerse en sus sueños. Martín se siente en brazos de una barca sutil y cantarina que lo arrulla mientras lo aleja ¿de si? ¿de dónde?
Se estira cuan largo es y sus dos metros de altura lo extiende más sobre el suelo yermo, seco de pedregullo y arenisca. Se le incrustan algunos en la espalda al mismo tiempo que sus pies chocan con un bulto informe. Se despabila a medias, lo suficiente como para percatarse que a su alrededor solo hay polvo, sol radiante, rollos de pastos secos, el río y nadie más.
Sus ojos grises se arrugan agudizando la visión como queriendo escudriñar mas allá de la corriente del río. Solo consigue mas aridez, mas soledad.
¿Cómo fue que estoy aquí? ¿qué secuencia maléfica en mis sueños continúa?
¿Cómo fue que estoy aquí? ¿qué secuencia maléfica en mis sueños continúa?
Su ñata nariz se cierra en un mohín cómico al sentir, antes de su llegada, al perro famélico seguido de moscas que se le acerca. Es allí que toma conciencia que nos es un sueño. El olor hediondo es tan real!
De un brinco se levanta y su desgarbada figura domina el lugar. Por deformación profesional no emite ni una palabra, veinte años de mimo en las plazas de cualquier ciudad. Gira sobre sí mismo tratando de reconocer el lugar. Ni una pista. Agita sus brazos y manos en un ademán entre decepcionado y desconcertado. Le tira una piedra al perro. Se rasca la barba oscura.
-Anote eso también- dice el hombre de impecable guardapolvo blanco al muchacho en la computadora - aún en la mas árida soledad somos capaces de despreciar una compañía maloliente - Continúan mirando la pantalla plana y tomando notas.
En la carpeta a un lado del escritorio se lee:
Martín Jason Sophia – Tele transportación - Argentina - Plaza de Mayo, Bs.As./Sierra del Este, Salta.
MBI
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